Nvidia ha desplegado la artillería pesada en Taiwán, esbozando un futuro donde la inteligencia artificial se fabrica en fábricas, se instala en nuestros escritorios e incluso anima robots humanoides. ¡Prepárense para un viaje alucinante!
Si te has quedado boquiabierto siguiendo las noticias del Computex en Taiwán, no eres el único. Nvidia, el maestro de los chips gráficos (los famosos GPU, esos cerebros de silicio que devoran cálculos complejos, inicialmente diseñados para nuestros videojuegos pero convertidos en estrellas de la IA), ha orquestado una sinfonía de anuncios que marean. Hablamos de "supercomputadoras personales" capaces de competir con los centros de datos de antaño, gigantescas "fábricas de IA", e incluso una nueva generación de robots humanoides que prometen aprender e interactuar con nuestro mundo. Entonces, ¿simple campaña de marketing tecnológico o un verdadero salto hacia un futuro donde la Inteligencia Artificial (IA) es omnipresente? Nos hemos puesto las gafas de decodificadores para verlo más claro.
23/05/2025 04:18 JérômeLa idea de desarrollar IA complejas solía asociarse con el acceso a costosos servidores o a la nube. Nvidia parece querer cambiar las reglas del juego con sus DGX Spark y DGX Station. El DGX Spark es como el David contra los Goliat del cómputo: un "supercomputador de IA de escritorio" compacto, pero con una potencia impresionante gracias al GB10 Grace Blackwell Superchip. Este "Superchip" es la unión sagrada de una CPU y una GPU de última generación, compartiendo una memoria unificada ultrarrápida para evitar cuellos de botella. Nvidia anuncia que puede ofrecer hasta 1 petaflop de potencia de cómputo para IA (un millón de billones de operaciones por segundo, algo que haría soñar a más de un científico de datos) y manejar modelos de IA con hasta 200 mil millones de "parámetros" – esas variables que la IA ajusta para aprender.
Para quienes buscan aún más, la DGX Station eleva el listón con el chip GB300 Grace Blackwell Ultra Desktop Superchip, prometiendo hasta 20 petaflops y una memoria descomunal de 784 GB. Incluso puede convertirse en un mini-servidor para un equipo pequeño gracias a la tecnología Multi-Instance GPU, que permite dividirla en siete instancias virtuales independientes.
¿El objetivo declarado de Nvidia? Poner estas herramientas en manos de la mayor cantidad posible de creadores de IA – desarrolladores, investigadores e incluso estudiantes – para que puedan prototipar, refinar sus modelos y realizar inferencias (es decir, usar un modelo entrenado para hacer predicciones o tomar decisiones) directamente desde su estación de trabajo. Todo con la promesa de poder exportar estas creaciones sin problemas a plataformas más grandes como DGX Cloud u otras infraestructuras de centros de datos. Esto es lo que Nvidia llama el continuo de cómputo de IA: un ecosistema donde puedes iniciar un proyecto en una máquina personal y hacerlo crecer sin fricciones. Fabricantes reconocidos como Acer, ASUS, Dell, GIGABYTE, HP, Lenovo y MSI ya son socios para comercializar estas "PC con esteroides".
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Después de la oficina, pasemos a la escala industrial. Nvidia populariza el concepto de "Fábrica de IA" (AI Factory). Imagina centros de datos de nueva generación, totalmente optimizados no para almacenar fotos de vacaciones, sino para producir inteligencia artificial en cadena. La asociación con Foxconn en Taiwán es el ejemplo más concreto: la construcción de un supercomputador que albergará la friolera de 10,000 GPU Nvidia Blackwell. Esta fábrica de nuevo tipo, conectada mediante tecnologías de red ultrarrápidas como Nvidia NVLink (para la comunicación entre GPU) y Quantum InfiniBand o Spectrum-X Ethernet, no solo servirá a Foxconn. Su objetivo es irrigar todo el ecosistema tecnológico taiwanés, desde startups hasta gigantes como TSMC (el fabricante de la mayoría de los chips avanzados del mundo), apoyando así la ambición de la isla de convertirse en una "Smart AI Island", una verdadera nación inteligente moldeada por la IA, como destacó el ministro de Ciencias y Tecnología de Taiwán.
Para planificar estas catedrales de silicio, Nvidia promueve su plataforma Omniverse. Es un entorno de simulación y colaboración en 3D basado en el estándar abierto OpenUSD (¡inventado por Pixar, nada menos!). Omniverse permite crear gemelos digitales – réplicas virtuales perfectas – de estas fábricas de IA. Se puede simular la disposición de los servidores, la eficiencia de los sistemas de enfriamiento (un desafío crucial dada la energía consumida), la distribución eléctrica e incluso el flujo de aire, todo antes de gastar un solo dólar en hardware. Empresas como Delta Electronics, Jacobs, Siemens, Cadence y Schneider Electric (con su filial ETAP) ya colaboran con Nvidia en este "blueprint" para fábricas de IA.
Y para hacer funcionar el negocio, Nvidia ha presentado "Dynamo", un sistema operativo diseñado a medida para estas fábricas de IA. Está concebido para extraer lo mejor de las nuevas arquitecturas Blackwell y orquestar la inferencia a gran escala, prometiendo mejoras significativas en el rendimiento.
La IA ya no se limita a algoritmos invisibles; aspira a una encarnación física. El Proyecto GR00T de Nvidia está en el corazón de esta ambición. La idea es desarrollar modelos fundacionales – algo así como los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) tipo ChatGPT, pero para el movimiento y la interacción física – para dotar a robots humanoides de capacidades de razonamiento y aprendizaje generalistas. El primero de su clase, Isaac GR00T N1, cuenta con una arquitectura de doble sistema inspirada en la cognición humana: un "Sistema 1" para reacciones rápidas e intuitivas, y un "Sistema 2" para la reflexión y planificación más profundas, especialmente gracias a modelos de lenguaje y visión.
Estos "cerebros" robóticos se apoyarán en la plataforma Nvidia Isaac, que incluye herramientas de simulación (Isaac Sim, que funciona en Omniverse para crear entornos virtuales y generar datos de entrenamiento sintéticos), aprendizaje (Isaac Lab) y un nuevo motor físico de código abierto llamado Newton (desarrollado con pesos pesados como Google DeepMind y Disney Research). Todo será impulsado en el robot por chips dedicados como el Jetson AGX Thor, basado en la arquitectura Blackwell. Empresas pioneras en robótica como 1X Technologies, Agility Robotics o Boston Dynamics ya tienen acceso anticipado a estas tecnologías.
La nube también juega un papel crucial con Nvidia OSMO, un servicio de orquestación que coordina los flujos de trabajo entre el entrenamiento de modelos en sistemas Nvidia DGX en la nube, la simulación en servidores Nvidia OVX y la validación en hardware real.
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La sed de cómputo para la investigación fundamental y aplicada es insaciable. Por eso, Nvidia sigue equipando a instituciones científicas con supercomputadores.
En Taiwán, el National Center for High-Performance Computing (NCHC) recibirá una actualización importante con los últimos chips de Nvidia (HGX H200, sistemas GB200 NVL72 y HGX B300 Blackwell Ultra). Este centro también desplegará DGX Spark, los supercomputadores personales, para sus investigadores. Las aplicaciones son múltiples: desarrollar una IA soberana con modelos lingüísticos adaptados a la cultura local (el proyecto TAIDE, por ejemplo, permitió crear un chatbot de asistencia médica), mejorar las predicciones climáticas con la plataforma Nvidia Earth-2 y sus modelos de IA específicos, o acelerar la investigación en cómputo cuántico. En este último aspecto, el NCHC ya utiliza la plataforma de software CUDA-Q de Nvidia y la biblioteca cuQuantum para trabajos en química cuántica o criptografía, habiendo realizado incluso una simulación récord de 784 qubits (la unidad de información cuántica). También está prevista la integración de sistemas Nvidia DGX Quantum.
En Japón, el supercomputador ABCI-Q del instituto AIST, descrito como el más grande del mundo dedicado a la investigación cuántica, también es impulsado por Nvidia (GPU H100 y CUDA-Q). Su particularidad es estar diseñado para interactuar con verdaderos procesadores cuánticos (QPU) de diferentes tecnologías (supraconductores de Fujitsu, átomos neutros de QuEra, fotónicos de OptQC). El objetivo es crear una plataforma híbrida cuántico-clásica para abordar problemas complejos en IA, energía o biología, un pilar de la estrategia de innovación cuántica de Japón.
Nvidia también tiene su propio centro de investigación, el NVIDIA Accelerated Quantum Research Center (NVAQC) en Boston, que trabaja con socios como Quantinuum, QuEra, Quantum Machines, Harvard y el MIT en los desafíos del cómputo cuántico, especialmente la crucial corrección de errores cuánticos y el desarrollo de algoritmos híbridos, apoyándose en la arquitectura DGX Quantum.
¿Lo sabías? La ética en el corazón del robot
Aunque el Proyecto GR00T de Nvidia promete robots humanoides capaces de asistir a los humanos en múltiples tareas (salud, logística, industria), plantea importantes cuestiones éticas. Más allá del temor a la sustitución de empleos, surgen preguntas sobre privacidad (¿qué datos recopilarán estos robots?), seguridad (¿cómo asegurar que no causen daño?) y posibles sesgos en sus algoritmos. Firmas de análisis como Ark Invest prevén un impacto económico de 24 billones de dólares para 2035 gracias a la adopción de estos robots, pero insisten en la necesidad de establecer directrices claras para un desarrollo responsable. El debate apenas comienza.
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Es difícil no impresionarse por la magnitud de la visión desplegada por Nvidia en Computex. El gigante ya no se limita a vender tarjetas gráficas; está construyendo ladrillo a ladrillo un ecosistema completo, desde el silicio hasta el software, desde el supercomputador personal hasta la fábrica de IA global, pasando por robots y mundos virtuales. Cada anuncio, ya sean los DGX Spark y Station, la plataforma robótica Isaac y GR00T, las fábricas de IA con Foxconn, el software Omniverse o Dynamo, o los supercomputadores para investigación cuántica, encaja en una estrategia general coherente.
Nvidia proporciona las herramientas, pero cómo nosotros, como sociedad, las usaremos, regularemos y nos adaptaremos a ellas sigue siendo la gran pregunta. Las promesas son enormes: aceleración del descubrimiento científico, asistencia en nuestra vida diaria, creación de nuevas formas de productividad. Pero los desafíos, especialmente éticos y sociales, son igual de grandes.
Una cosa es segura: ya seas desarrollador, investigador o simplemente curioso del mundo digital, el futuro se perfila intensamente "aumentado" por la IA. ¡Y estaremos aquí para ayudarte a verlo con claridad, un chip a la vez!
Jerome
Experto en desarrollo web, SEO e inteligencia artificial, mi experiencia práctica en la creación de sistemas automatizados se remonta a 2009. Hoy en día, además de redactar artículos para descifrar la actualidad y los desafíos de la IA, diseño soluciones a medida e intervengo como consultor y formador para una IA ética, eficiente y responsable.